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PARA SER HORTICULTOR… HAY QUE SABER

La horticultura como actividad agrícola casi siempre ha sido “la cenicienta” del sector, y de eso se han aprovechado muchos en pos de sus propios intereses, sin saber “que para ser horticultor hay que saber”. Comunicadores sociales, reponedores de góndolas, médicos pediatras, funcionarios de gobierno, oportunistas de planes sociales, entre otros no colaboran en la “cenicienta se transforme en princesa”.

 Sin un buen diagnóstico los diseños teóricos de las huertas, apuntando a la soberanía alimentaria, seguirán fracasando aunque se luzcan sus autores y la desnutrición infantil se propague aún en aquellas regiones donde las condiciones naturales del ambiente le son particularmente propicias.

José Luis Burba burba.jose@gmail.com

Es raro que la gente no vinculada con el sector hable, opine y “dé cátedra” sobre soja, trigo o colza, sin embargo una inmensa mayoría, hablan de las hortalizas sin que “se le mueva un pelo” … como si supieran. Hasta los comunicadores (…que hablan de zapallo inglés o Coreano, cuando esta especie es nativa de América), y funcionarios de varios Ministerios se confunden cuando se “meten” a opinar sobre la disponibilidad de tomates.

Algunos médicos y nutricionistas desconocen que recomendando a niños y mujeres menopáusicas  el consumo de espinacas en ciertas épocas del año contribuyen a una descalcificación peligrosa, ya que los altos contenidos de ácido oxálico en esta verdura forman oxalatos de calcio en el organismo y se elimina este a través de la orina.

 No están exentos de “meter la pata” algunos reponedores de hortalizas en góndolas y los encargados de cámaras frigoríficas de los supermercados. Aquellos mojan con el mismo ahínco las hortalizas de hoja (las únicas verduras), que las raíces como las batatas o camotes, produciendo podredumbres severas en estas últimas. Por otra parte en una cámara de frío en que se mezclan manzanas con zanahorias, estas últimas pierden su textura natural y deseable como consecuencia del etileno (gas de maduración), que emiten aquellas.

 Hasta algunos diseñadores gráficos y “creativos” de las agencias publicitarias se “meten” sin saber. Confunden las variedades y las especies, llamándole “lechuga japonesa” a una variante de la familia del repollo y el coliflor, o proponen publicidades de consumo de ajos de Mendoza con una fotografía de ajos chinos.

 Los “verduleros” del barrio muchas veces no están preparados para opinar sobre lo que venden. Solo venden lo que le piden, cambiando dinero por producto, sin aportarle valor agregado. Acá hay que hacer un alto y rescatar al gobierno de la Provincia de Córdoba que dicta cursos a estos comerciantes capacitándolos muy adecuadamente.

A pesar que los gerentes de compra de los super e hiper mercados “no quieren” a las hortalizas (…por las mermas y reposiciones permanentes), ellos saben que, a pesar que la actividad no es deseada, es “el gancho” de la compra diaria de nuestras amas de casa.

 La Horticultura es una actividad es denostada por muchos, pero todos deberían saber que las hortalizas son la principal fuente de minerales y de vitaminas del consumo diario.

 Por lo general también se desconoce que las hortalizas en nuestro país son más de 80 especies, sin embargo solo 5 de ellas cubren el 80 % del consumo.

 Otra situación que también llama la atención es que en la mayor parte los proyectos sociales incluyen “alegremente” a la horticultura, pero para lograr soberanía alimentaria el diseño de la huerta debe estar en manos de “equipos que sepan”.

 Para ser “huertero” se necesita:

ü  Amar a la tierra y los frutos que de ella salen

ü  Saber los “secretos” para cultivar las hortalizas

ü  Saber que se trata de una actividad mano de obra intensiva

ü  Disponer de tiempo y ganas para atender esta actividad

 Cuando se diseña una huerta familiar, escolar o comunitaria se debe tener un ajustado y preciso diagnóstico de la situación, basado en los principios recién enumerados. Debemos hacernos varias preguntas:

ü  ¿Consumo todas las hortalizas que produzco?

ü  ¿Me voy a comer todo lo que voy a producir?

ü  ¿Se como hacer rendir al máximos las plantas?

ü  ¿Me gusta agacharme a sacar yuyos y carpir?

ü  ¿Dispongo de un lugar adecuado para hacer la huerta (luz, agua, suelo, pendiente, sin malezas peligrosas, etc.)

La horticultura requiere de buenos maestros, entendiendo por estos a aquellas personas con méritos relevantes entre sus pares, que practica y maneja con desenvoltura el cultivo de las hortalizas en el medio que dispone. 

La Horticultura pasará de Cenicienta a Princesa solo cuando todos los que estén involucrados, de una u otra manera, en esta actividad sepan de las propiedades nutracéuticas de las hortalizas y su rol en el futuro de las generaciones venideras, y hagan los mayores y extendidos esfuerzos para que se produzca mas y mejor.

Manuel Belgrano, cuando estaba al frente del Ejército del Norte pero su tropa no tenía para comer ni vestirse debido a las posturas centralistas de Buenos Aires, decidió que cada uno de sus grupos de soldados cultivase una huerta de autoconsumo. El era conciente que ellos no tenían la “cultura de la huerta” y promovió la enseñanza de la misma a través de expertos agricultores extranjeros de Salta y Tucumán. En poco tiempo, no solo mejoraron sensiblemente su situación sanitaria y nutricional, sino que tenían remanentes para la venta y mejoras de su economía diaria.